Color: El olvidado narrador de historias




Desde que los hermanos Auguste y Louis Lumiére inventaron el cinematógrafo y Alice Guy creó la primera película de la historia, es que hemos podido disfrutar de más de un siglo de aquello que, en 1911, el dramaturgo y periodista italiano Ricciotto Canudo denominó como el séptimo arte: el cine. Como una compilación de literatura, poesía, fotografía y teatro, el cine llegó a instalarse como una herramienta narrativa indiscutible hasta nuestra época. Excepcionales guiones, excelentes bandas sonoras, actores, iluminación, maquillaje, efectos especiales, etcétera. Así podríamos enumerar una enorme lista de recursos que utiliza el cine para contar sus historias. Mas, hay uno de ellos que es esencial para la narrativa de las películas y aun así, poco conocida su influencia por el espectador: el color. 

El color forma una parte esencial dentro de todas las artes visuales y plásticas, y a estas alturas, el cine no es una excepción. Acostumbrados a ver las películas en base a sus imágenes o historias, no nos enfocamos en la relevancia del espectro de tonalidades que nos otorga el film en sus escenas y cómo es que esta influye en la forma en la que interpretamos y admiramos una película, cómo reacciona nuestro cerebro, como una paleta de colores adecuada puede hacer de una escena de muerte una tragedia griega. Como los cineastas, directores de arte, de fotografía y etalonadores de una producción cinematográfica ocupan el color como una herramienta contadora de historias y transmisora de sensaciones. Y no sólo el color, también se trata de los juegos de luces, el contraste (diferenciación en los colores de una fotografía), temperatura (inclinación de la imagen hacia colores cálidos o fríos) y la saturación (se refiere a la intensidad de un matiz en específico). 

Un poco de historia. 

La necesidad de otorgar colorido a sus creaciones había aquejado a los cineastas incesantemente durante la época del blanco y negro, llevándolos a buscar una serie de técnicas para lograr su cometido. Desde el antiquísimo método de colorear fotograma por fotograma cada película, siendo que una proyección de una hora puede contener alrededor de 90.000 fotogramas, método que fue empleado principalmente por George Mélies, director de “Le Voyauge dans le Lune”; hasta colorear solamente ciertas partes del fotograma con un color predominante para crear ambientes, como amarillo en días soleados u azul en puertos y mares. Los cineastas del blanco y negro tuvieron que recurrir en su mayoría a la manipulación de las luces y sombras y al juego de la escala de grises para dar entonaciones a sus creaciones. 

Luego de una serie de invenciones y métodos, entre los cuales destaca como pionera la técnica del Technicolor, inventada por una empresa del mismo nombre, y de forma posterior la técnica de Kodachrome, creada por Eastman Kodak Company, la cual fue el primer tipo de película a color comercializada a gran escala, ampliando el espectro de la cinematografía a color. 

Actualmente, el color está más que asentado en la industria del cine, y con el pasar de los años ha tomado cada vez más importancia, siendo ocupado más allá de algo meramente estético. No se trata de crear entornos bonitos, si no de crear atmósferas completas, influyendo en el estado de ánimo, en la forma en la que se narra una película y la intención del director. 

No es al azar: Por qué y cómo se utilizan y actúan los colores en el cine. 

A pesar de lo sutil que pudiese parecer su uso, las paletas de colores utilizadas en los film no son al azar, tampoco lo son las saturaciones, las tonalidades y los filtros ocupados. A pesar de que hay películas que se enfocan sólo en una paleta dominante para transmitir un sentimiento, como se puede hablar de The Corpse Bride (2005, Tim Burton), que se especializa en una paleta de colores de tonos azulados, entre los extremos del negro y el blanco, con una temperatura visual fría, [1] existen otras que exponen tonalidades opuestas en las diferentes escenas de la película, dependiendo del contexto de la escena. 

Ahora ¿Por qué? ¿Cuál es el fundamento para darle tanta importancia a la coloración de las películas? Los estudios demuestran una razón práctica: los colores influyen en el cerebro y a partir de esto generan reacciones, reacciones que los coloristas (correctores de color o etalonadores) manejan o asocian. 

El color verde fluorescente o, en menor tonalidad, el verde enebro, es ocupado en películas como Matrix (1999) o Trainspotting (1996) para dar la sensación de insalubridad, enfermedad. En el caso de Matrix, donde la trama se desarrolla en una realidad distópica, planea generar la sensación de que los protagonistas (una vez fuera de la Matrix) residen en un mundo enfermo. Mientras que en el caso de Trainspotting, donde el protagonista es un adicto a la heroína, desarrolla ambientes que dan el aire de toxicidad y desgaste. 

Uno de los estudios que prueba que, efectivamente, se generan reacciones cerebrales o fisiológicas en respuesta a los colores, fue el realizado por el profesor de psicología Andrew Elliot y su equipo de la Universidad de Rochester. El profesor desarrolló dichos estudios en base a las reacciones del cerebro al exponerse a distintos colores, enfocados principalmente en el color rojo. En su ensayo “Color and Psychological Functioning: The Effect of Red on Performance Attainment”, el profesor expone la reacción del cerebro a los colores rojo, verde, azul, rosado y amarillo. 

"(...) Postula que la luz de color rosa (o, en menor grado, naranja) tiene un efecto debilitador endocrino en los músculos que socava el desempeño en tareas de fuerza, mientras que la luz de color azul tiene un efecto de fortalecimiento paralelo que facilita el rendimiento en las tareas de fuerza.”
(García, Lopez, Martinez, & Moreno, 2006)[2]

Por otro lado, un estudio de la Universidad Granada del año 2006 titulado: “La neuropsicología del color” expone como trabaja el ojo y transmite la percepción visual al cerebro. Pero además de eso, plantea un interesante postulado: 

“Como se ha visto anteriormente, la percepción visual es un proceso sensorial que se inicia en la retina, se continúa en el tálamo y finaliza en la corteza cerebral, donde los estímulos que nos rodean se hacen conscientes. Pero el cerebro humano hace además una elaboración subjetiva del mundo que nos rodea (...) La percepción de un color depende en gran parte del contexto que lo rodea.” 
(Elliot, Maier, Meinhardt, Moller, & Friedman, 2007)[3]

La significación de los colores: 

Como se menciona en la cita anterior, la percepción que se tenga de un color depende del contexto. El rojo, como claro ejemplo, tiene una enorme cantidad de significantes, desde pasión, amor y calidez, hasta alerta, fuego, peligro y sangre. Es imposible no reaccionar ante el color rojo (el más utilizado, por cierto, en la publicidad). Por otro lado, no interpretamos de la misma forma los colores cuando se encuentran en contraste con otros. En el film Viaje a Darjeeling (2007) los filtros de la película se enfocan en el naranja y el verde azulado/turquesa; el verde azulado añade profundidad y tensión a las escenas serias, mientras que el naranja hace que las escenas de acción sean más enérgicas y estimulantes. Mientras que el naranjo por si sólo puede significar simplemente calor, o el turquesa por si solo se puede asociar a la sinceridad y, en algunos otros casos, a la belleza. 

Más, cuando hablamos de analizar colores por si solos, hay dos factores que definen nuestra percepción del color. Percibimos, por ejemplo, el verde enebro como algo asociado a la insalubridad porque lo relacionamos con una respuesta evolutiva al ver los colores como portadores de información desde los comienzos de la historia del ser humano: sabemos que una fruta aún no está madura porque su coloración es verde; o que alguien está enfermo porque el tono de su piel es una mezcla entre amarillento y verdoso. Sucede lo mismo con otros colores. Asociamos el rojo a la rabia porque cuando alguien se enoja sus mejillas se colorean; que hay buen tiempo o calma cuando el cielo está azul y el mar, por consecuencia, también lo está. 

Por supuesto, no todo puede asociarse a la simple biología o la historia evolutiva del ser humano. El blanco es asociado al color de la paz, tanto porque la conocida bandera de rendición es de dicho color, como porque la paloma blanca de Jesús también lo es. El color celeste, además de estar relacionado a la calma, se puede asociar con la pureza, basándonos en la imagen de la virgen María, la madre de Jesucristo, que llevaba ropas celestes encima. 

Las culturas alrededor del mundo son variadas y por ende, la interpretación de los colores lo es también. La forma más sencilla de darnos cuenta de este intercambio cultural, es viendo una película lejos de las paradigmas occidentales. Podríamos comprender un poco mejor una película de origen chino si tenemos en cuenta que allá el color amarillo, que nosotros generalmente asociamos a alegría, ellos lo relacionan con la realeza y el poder. Es por eso que una película de temática épica, especialmente sangrienta y dramática como lo es La Maldición de la Flor Dorada (2006) goza de tanto colorido de tonalidad amarilla y dorada. 

Otro ejemplo que tiene que ver con el tema cultural, o más bien histórico, son los colores en las películas épicas o de época. En la película Troya (2004), la película épica que narra la batalla que Homero detalló en su poema: La Iliada, la predominación de tonos café, crema y naranja, tienen que ver con la etapa histórica y la ubicación en la que se desarrolla la película. Rodeados de arena, con barcos de madera, con grandes paredes de piedra desgastas o incluso el mismo caballo de Troya construido de madera. Es común, históricamente hablando, asociar el color café a la época anterior a la Revolución Industrial. 

Pero no podemos asociar todo a la biología o todo a lo cultural o todo a lo histórico, claro está. Bevil Conway, un neurocientífico y artista a la vez, especializado en los colores, dice: 

“Ni todo está determinado por la cultura ni nuestro ojos se lo deben todo a la genética. En cierta forma es una interacción entre ambos aspectos. Lo más probable es que la relación de conceptos que hacemos con los colores tenga más que ver con las diferentes y aleatorias opciones que los cineastas hayan estado realizando en el pasado” (Conway, 2014)[4]

A estas alturas, una enorme cantidad de colores ya tienen uno o más significados asociados a ellos. Hace algunos meses, Lilly Mtz-seara, una ilustradora, publicó un vídeo en las redes sociales que recopila una serie de imágenes de conocidas películas, y asocia los colores a los diferentes sentimientos, encasillándolo y mostrando la belleza de la cinematografía y el color. El rosado a la feminidad y la inocencia, el rojo a la pasión, el morado al erotismo, el verde claro a la inmadurez, el naranjo a la sociabilidad y calidez, etcétera, es una prueba clara y total de todas las intenciones y connotaciones que puede tener un color. [5]

Historias a color 

Con uso de luz, contraste, temperatura, saturación y correcciones de color, el cine nos puede llevar a reaccionar de las formas más inesperadas y puede explotar los límites de nuestro cerebro incluso sin que nosotros sepamos él porque. Al igual que se ocupaba en las artes o incluso en la publicidad, ya no se trata de asignarle a los colores un valor solamente estético, sino acentuarlo como una parte importante de la narración de las películas, de la creación de los diferentes ambientes, del desarrollo de las escenas y de la influencia de los espectadores al film que acaban de ver. 

Las sensaciones que vamos experimentando a medida que vemos una proyección en el cine, en la televisión, en nuestro computador o incluso en un vídeo musical no tienen que ver solamente con los actores, las historias narradas o con la música que estamos escuchando, sino también con las percepciones de nuestro cerebro, las reacciones a los colores a los que estamos culturalmente acostumbrados. Tal vez no hubiésemos sentido la misma sensación de entre repugnancia y fascinación que la historia de Ewan McGregor como Mark Renton en Trainspotting nos generó, si sus ambientes no hubieran estado tóxicamente adornados con colores verdes vómitos, o si su rostro no hubiese estado decorado y saturado en tonos amarillentos para darnos cuenta de cómo la heroína puede penetrar en nuestras vidas. Tampoco nos hubiéramos enamorado de la angelical imagen de Niels Schaneider como Nicolas, en la película francesa Les amours imaginaries. ¿Cómo no caer ante la penetrante y brillante imagen de sus cabellos rubios, en el contraste con un sólido color celeste cielo, recordándonos a los protagonistas de las pinturas de la época bizantina, a los ángeles y querubines? O, arriesgándonos un poco más ¿Cómo no reaccionar, como no obtener nuestra atención la niña del abrigo color rojo que se pasea por las calles de la Alemania nazi en La Lista de Schrindler, en medio de escalas de grises y tonalidades depresivas acordes a la época que el film quiere representar? 

El color penetra, mezcla, narra y crea situaciones. El color es protagonista de cada fotograma, plano, y al final, de la película en su totalidad, siendo el principal narrador, que, silenciosamente, nos genera con su existencia las emociones, reacciones y sentimientos necesarios para disfrutar en su totalidad una película. Es el que con su voz, disfrazada en diferentes tonalidades y saturaciones, nos hace vivir más intensamente el cine, al punto del llanto, de la rabia, de la fascinación. Nos hace entrar en contacto con los personajes en la pantalla, poniéndonos en el mismo ambiente que ellos y haciéndonos parte de todas las aventuras y situaciones que se ven obligados a protagonizar los héroes (o antihéroes) de nuestra historia. Nos hace vivir el erotismo, la calidez, la soledad, la paz y la locura desde el asiento de donde experimentamos el séptimo arte, en carne propia. 

¿Cómo podríamos resultar indiferente al color, si al final es nuestro cerebro el que reacciona a ellos, si tiene toda una carga histórica, simbólica, evolutiva, estética y narrativa sobre él? 

Hablamos de percepciones únicas, de percepciones personales. Incluso a pesar de todas las características o similitud en sensaciones que nos pueda producir el color, la interpretación y el efecto de ellos es absolutamente personal, porque penetra a un nivel que se relaciona con nuestro estado de ánimo, nuestra condición física, nuestro comportamiento, nuestro entorno, nuestros sucesos, todo el contexto de recepción a la hora de divisar un film, una escena, una serie. La próxima vez que veas una película, te recomiendo adentrarte más en el mundo de los colores, reparar en los detalles y las sensaciones, reconocer a que asocias cada color y como es que puedes relacionarlo con la escena que se está desarrollando ante tus ojos. Si disfrutas del buen cine, del análisis y la comprensión de todo el universo que te puede entregar una cinta o un vídeo, tenlo en cuenta. 

El color es algo esencial para realizar un análisis completo de una película, incluso de las intenciones del director a la hora de crearla, ya que son una expresión del mismo cineasta. Porque el cineasta, cada vez que presenta una película, te invita a entrar a la historia que cuenta, y es una historia única, no sólo por sus actores, guion o música, si no por como una extensa gama de colores se puede apropiar de ella, para hacerla suya. Pero también me gustaría destacar, que el color es esencial, sumamente esencial, pero hay algo más fundamental. La total composición del color, la música, los enfoques y los planos, el guion, las luces, nos pueden generar reales obras maestras, secuencias que pasarían a la historia del cine y que perpetuarían en nuestras memorias por el intenso tono y voz de sus actores, por la intensidad de sus colores, por lo fuerte que llega a penetrar nuestro cerebro la sumatoria de todos los conceptos. La enorme lista de dichas escenas que podríamos dar tendría que abarcar más páginas de las planeadas originalmente para este ensayo. Pero el cine no se trata sólo de una cosa, sólo de un concepto o herramienta, el cine es una construcción del todo, es arte y narrativa a la vez, es estética y sentimientos, y para poder lograr divisarlo, debemos alcanzar a percibir hasta esos mínimos detalles que antes se nos pasaban por alto. ¿Un ejemplo? El color. 




Películas: 

· Le vouyage dans le Lune, George Méliès (1902) 

· The corpse bride, Tim Burton, Mike Johnson (2005) 

· Matrix, Lana y Lilly Wachowski (1999) 

· Trainspotting, Danny Boyle (1996) 

· The Darjeeling Limited, Wes Anderson (2007) 

· Curse of the Golden Flower, Zhang Yimou (2006) 

· Troya, Wolfgang Petersen (2004) 

· Les amours imaginarie, Xavier Dolan (2010) 

· Schrindler’s list, Steven Spielberg (1993)



[1] Radulescu, R. Corpse Bride (2005) dir. Tim Burton. Movies In Color. Retrieved from https://twitter.com/ColorsEffect/status/829381032965132288
[2] Elliot, A., Maier, M., Meinhardt, J., Moller, A., & Friedman, R. (2007). Color and Psychological Functioning: The Effect of Red on Performance Attainment (Profesor de Psicología). Universidad de Rochester.
[3] García, M., Lopez, F., Martinez, C., & Moreno, P. (2006). Neuropsicología del color. Universidad de Granada.
[4] Conway, B. (2014). The neuroscientist in the studio -- breaking then creating. Lecture, TED Conferences.
[5] Mtz-Seara, L. (2016). La Psicología del Color en el Cine. Retrieved from https://www.youtube.com/watch?v=4HIeCeE5NA8

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